Los productos ultra-procesados más baratos del mercado suelen contener altas cantidades de azúcar y harinas refinadas. Por eso, los sectores con menor poder adquisitivo tienen más propensión a padecer obesidad. Pero no es sólo un problema monetario sino que el consumo excesivo de azúcar perjudica también a personas con ingresos suficientes para mantener su bienestar pero con carencias sociales, como falta de acceso a la Salud o la Educación. Por eso es tan importante hacer de la Semana de la No Dulzura un fenómeno popular y extender el mensaje. Compartimos algunas voces que abordan el tema:
Luciana Padduano, licenciada en Nutrición (M.N 2.731), miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas, dice que “el exceso de azúcar es un negocio para pocos que afecta negativamente a muchos, pero especialmente a los más vulnerables”. “En América, esta planta egoísta –como llama Eduardo Galeano a la caña– arrasó bosques y malgastó la fertilidad natural de los suelos, utilizó mano de obra esclava, empobreció pueblos y naciones. Su producto, el azúcar, no fue menos egoísta. Su accesibilidad y dulzor lo hicieron un ingrediente central de muchos comestibles de mala calidad nutricional dirigidos a población vulnerable e infantil, como polvos chocolatados, cereales para el desayuno, yogures, galletitas o postres”, asevera.
Según Matías Osman, emprendedor de la alimentación, “comer sano o con menos azúcar no es un problema directamente de plata sino la raíz de un sistema alimentario que genera hambre y obesidad al mismo tiempo, además de desigualdad social y desequilibrio ecológico”. “El año pasado armé el Proyecto Alimentum y corrí una maratón para demostrar que estaba saludable después de haberme alimentado durante seis meses con un presupuesto que representaba la mitad de la canasta básica alimentaria argentina, una dieta sin proteína animal (ni carne, ni huevos, ni leche), sólo vegetales, frutas, legumbres, cereales y frutos secos. Por eso sé que podríamos alimentarnos todos mejor y sin tanto dinero”, cuenta.
“Desde el área de la alimentación sana de la UTT estamos apoyando y promoviendo una semana donde la dulzura sea hacerte un jugo con frutas de estación, empezar a experimentar con tés fríos, yuyos, plantas de stevia, hierbas medicinales y hacer tus propios dulces saludables con frutas o verduras de estación. Hay una alimentación sana que está al alcance de nuestras manos y que viene del alimento verdadero, el que producen los campesinos con sus propias manos, con acceso a la tierra y la agroecología”, finalizó Rosalía Pellegrini, coordinadora de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra.
Y les dejamos esta interesante nota de zafrán que amplía el tema del impacto social (y ambiental) del azúcar:
https://www.zafran.com.ar/azucar/impacto-del-azucar/